La democratización de la influencia

La democratización de la influencia

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By Charlie Torres

Ayer mismo, un desconocido hasta ahora hace unos años, le hacía entrega simbólica al Rey de España, Felipe VI, de la serie referencia del momento, Juego de Tronos. Pablo Iglesias, líder de Podemos, que conquistó 5 eurodiputados en las pasadas elecciones europeas y las encuestas de diversa índole le otorgan en clave nacional entre un 15% y un 20%, sabe de marketing más que tú y que yo. Lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a ser trending topic y de lo más comentado en la red por lo irónico de su acción, y a pesar de que media España a veces se entretiene en si un gato sube o baja, si el color del vestido es azul o dorado o se dedican a pegar una patata con hebras de azafrán con el Photoshop, para participar en una tendencia que influye a la gran mayoría de la población.

Que influye. Dícese de que es influyente. Del inglés influencer. Pero ¿que es verdaderamente un influencer? ¿Yo soy un influencer? ¿Se es influencer desde 10.000 followers en Twitter? ¿Tiene que tener 100.000 subscriptores en YouTube? ¿Sabes medir el retorno de esa influencia? Y lo más importante, ¿cuánto vale su influencia o la gracia de que un desconocido comente tu acción, evento, producto o marca en las redes sociales?

Ya hemos hablado otras veces en Mis Apis de influencers, de influencia, de milagros, de malas influencias, de pequeños y buenos decálogos con sentido común a la hora de hacer campañas con influencers, y de la bendita bolsa de los influencers.

Tirando de fina ironía, ni en el mundo del martketing los profesionales se ponen de acuerdo. Usar influencers está bien a veces, y a veces no. A veces puede suponer grandes inversiones cuando vas a influencers top, tipo famosos o grandes YouTubers, y otras veces deberíamos de ser conscientes de si la influencia de un pequeño blogger de una temática de nicho está bien medida, porque a veces tiene más valor del que nos pensamos. Nos hemos acostumbrado a que nos digan que la tienen muy grande solo por los números, pero hay que saber ver el valor real de esa influencia, en términos estandarizados, o al menos comparados con los medios tradicionales. El media value podría ser una de esas medidas.

En definitiva, necesitamos que el cotarro este en el que todos dicen saber e influenciar se estandarice. Necesitamos saber cuántos clics ha generado Pepito, cuántos Leads nos ha enviado Menganito, y pagar por lo que ha conseguido nuestro pequeño amigo que se dice influyente.

Empiezan, por fin, a aparecer las manidas “bolsas de influencia” que tienden a realizar bien las cosas, y a incorporar estadísticas tangibles y reales, que pueden ayudar a nuestras marcas y nuestros clientes a entender qué significa en términos cuantitativos y de ROI haber contratado a un influencer o una campaña completa con muchos de ellos.

Hablaré de Twitter, como herramienta que democratiza la influencia. En Facebook podemos medir muy bien las estadísticas de nuestras acciones o nuestros Ads, pero no podemos medir la conversación y los hashtags o tendencias, que siguen sin funcionar, por su caracter cerrado. En Instagram hasta hace 2 días no teníamos estadísticas mas que de likes, y aunque sea una poderosa herramienta de influencia, además amable, y que está por explotar, necesita traducir en datos los términos de la influencia de una publicación. Lo de YouTube es otra liga que ya gestionan representantes y agencias de Youtubers, y donde no me voy a meter.

Al final, para que una tendencia llegue a todo el público que queremos, es necesario jugar en todas las ligas. Estamos en un punto en que influyente puede ser cualquiera, o la suma de muchos, sin necesidad de que tenga que ser Pepito o Menganito el que inicia la tendencia. ¿De verdad crees que todavía necesitas al Pepito o al Fulanito para iniciar la tendencia? Al final, amigos, esto es marketing, y el marketing de influencers funciona en todos los niveles, también con la plebe. Sino que se lo digan a Pablo Iglesias, que tiene un ejército de convencidos ciudadanos dando la nota en las redes sociales día a día. No toda la fama la hace La Sexta. O la Cuatro. La influencia, hay que mantenerla en el tiempo, y en las redes. Y si lo dicen personas normales, como tú y como yo, tienen más credibilidad.

Para democratizar la influencia, y llegar a tu público objetivo, lo suyo es que cuentes con los usuarios. Que ellos también son influyentes, con sus amigos, con sus conocidos. Que al final son personas que van a comprar tu producto y estás llegando a sus smartphones.

Recientemente ha aparecido SocialPubli, la herramienta de influencia de la agencia Internet República. Esta herramienta permite a los twitteros apuntarse para recibir dinero por sus tweets, en base a los gustos del twitero. Permite a la marca elegir la temática del twittero, y acceder a una “bolsa” de influencers real. Con datos. Y democrático. Desde 500 followers puedes apuntarte como influencer.

Karmacracy, también de factoría española, hace básicamente algo parecido, aunque además, tiene una componente social, puesto que quien está registrado también puede ver lo que otros comparten. Además, activa campañas pagadas por marcas en las que los usuarios pueden participar compartiéndolo en su red y recibir dinero por ello, y la marca recibe los datos de clics reales.

Otro ejemplo, y que empieza a incorporar también influencers además de en Twitter en otras redes como Instagram, es la red hispana Brandmaniac. También le otorga a las marcas lo que quieren. Datos. Y de paso, influenciadores seleccionados para la ocasión. No me vale la Juani para vender el detergente, pero sí la barra de labios. No me vale el Gregorio para vender la maquinilla de afeitar, porque es barbilamipiño, pero sí el videojuego del momento. En la selección anda el juego.

Son solo dos ejemplos de como se puede democratizar la influencia. Desde luego, que agencias con bolsas de influencias existen muchas, con influencers tops o no tan tops, pero todos en pequeña o gran medida somos influyentes, si lo hacemos a la vez. Al final, el alcance es una cosa. La influencia, es otra. Y si somos influyentes, queremos nuestro margen, oiga.

Imagen | FreshSuperCool

El artículo La democratización de la influencia ha sido publicado en Mis Apis Por Tus Cookies por Charlie Torres.

Puedes leer el artículo completo en: : La democratización de la influencia

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