La importancia de la nube
By Enrique Dans
Las acciones de Amazon alcanzan máximos históricos – si alguna vez tienes la oportunidad de viajar en el tiempo, dirígete al 15 de mayo de 1997 y aconséjate a ti mismo comprar acciones de Amazon… la revalorización es del 25.665,56% ahora mismo) – debido fundamentalmente a los resultados de su nube, Amazon Web Services.
Los resultados globales de la marca en este primer trimestre de 2015 son, en efecto, pérdidas de $57 millones sobre unos ingresos de $22.720 millones, sumándose a esa desigual e irregular trayectoria de generación de beneficios que parece no importar especialmente a sus inversores, pero los $1.570 millones de ingresos obtenidos por Amazon Web Services (el 7% de sus ingresos y sin duda su división de más rápido crecimiento, con un beneficio de $265 millones este primer trimestre) la ponen en camino de convertirse al final del año en un negocio de más de seis mil millones de dólares, pese a que la compañía, prudentemente, hable de “un negocio de cinco mil millones“.
Si hace alrededor de un año había quienes hablaban de inversores que perdían la paciencia y de resultados planos y decepcionantes en la nube, hoy Amazon Web Services se ve como la auténtica joya de la corona de Jeff Bezos: un negocio con elevado crecimiento, con márgenes operativos del 17%, y con una participación de mercado total de un 28% frente a un distante segundo, Microsoft, que posee un 10% gracias sin duda a un buen servicio, pero sobre todo a la generosidad de sus ofertas de entrada. Google Compute Engine, la nube de Google que algunos definían como el competidor al que había que vigilar, se queda en un 5% de participación.
Inversiones muy fuertes, precios contenidos, y la sensación de haberse convertido, tras diez años de su lanzamiento, en el estándar del mercado: la apuesta de Amazon por la nube empieza a convertirse en un elemento clave en la compañía, especialmente valorado por los analistas. Un desarrollo que se inició como una forma de ofrecer recursos a las divisiones de Amazon, pero que funcionó tan bien y permitió obtener tal nivel de experiencia en su gestión, que terminó siendo ofrecida a clientes externos. Para las compañías, recursos con capacidad de escalar hasta el infinito y más allá, pero pagando tan solo por lo que se utiliza en cada momento. Frente a la alternativa tradicional de comprar máquinas, configurarlas y arriesgarse a problemas de hardware, pasamos a simplemente pasar la tarjeta de crédito y pagar casi como quien abre un grifo – o casi. No, la configuración de los sistemas sobre la nube no es una cuestión baladí, los profesionales con experiencia en el tema tienen un activo más que reconocido y el soporte técnico que la compañía ofrece no es, según muchos de sus clientes, como para tirar cohetes… pero funciona, y sus caídas son escasísimas en comparación con las que suele tener un sistema autogestionado en el modo tradicional.
Un negocio de alto crecimiento, prometedor y, sin duda, orientado al futuro. La importancia de la nube es esa. Ser capaz de convertirse en el sustrato sobre el que miles de negocios desarrollan su actividad… y en el auténtico sostén del valor en bolsa de tu compañía.
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